"Los árboles antiguos son preciosos. Hay pocas cosas en la Tierra que alberguen una comunidad de vida tan rica dentro de un solo organismo vivo." Sir David Attenborough

MAJUELO

 EL MAJUELO

Crataegus monogyna Jacq.

Espino blanco o Majuelo.

Familia: Rosáceas.

DESCRIPCIÓN

Quizás no es el árbol más esbelto del Parque de la paz. Tampoco el que posee más edad. Sin embargo, el Majuelo o Espino blanco, catalogado como un arbusto, alcanza en esta ubicación los 8,10 m de altura y cuenta con un diámetro de tronco de corteza gruesa y parda de 28 cm. Su copa presenta una forma irregular y semiesférica, afectada por la cercana presencia de una encina que la protege en altura y dificulta su expansión equilibrada en todas las direcciones. A pesar de ello, nuestro árbol se estructura en tres ramas principales y varias secundarias, espinosas. Su copa poblada por infinidad de pequeñas hojas lobuladas y caducas, de un verde negruzco por haz y pálido por el envés. La floración suele comenzar antes de que aparezcan las primeras hojas, en primavera, regalándonos una nube blanquecina floral, aromática y repleta del zumbido de los polinizadores. Durante el otoño e invierno, fructifica abundantemente en forma de pequeñas cerezas ovales de color rojizo, contribuyendo, de este modo, a servir de alimento a las aves urbanas en un período complicado como es el invierno. De esta forma, las semillas del Majuelo se expanden a otros lugares. Es bastante resistente al frío y soporta una relativa sequía, prefiriendo los lugares semisombreados y frescos, como el que dispone en su ubicación en el Parque, gracias también a la compañía de su vecina Encina.

TEXTO

Son muchos los árboles localizados en los 4500 m2 del Parque de la Paz y todos ellos podrían estar en una lista de árboles de especial atención para Armilla. Sin embargo, encontramos una especie que se nos hace significativa precisamente por su humildad. Este parque está caracterizado por presentar ejemplos vivos que invitan al conocimiento de las especies existentes en los distintos pisos biogeográficos de vegetación de Andalucía, por lo que la presencia de nuestro protagonista le confiere un valor especial ya que es un árbol, muchas veces considerado un arbusto, que no representa una especie particularmente utilizada en jardinería sino más bien una especie con características de representatividad autóctona en la naturaleza andaluza. 

Se trata del Majuelo o Espino blanco. Este único árbol lucirá sus diferentes trajes en el parque según sea su edad y podremos ser acompañantes de su envejecimiento al ir observando cómo su corteza se va agrietando y modificando sus tonos hacia otros más amarillentos y rojizos. Nos regala su blancura floral durante los meses de abril y mayo, salpicándose de los primeros brotes verdes de sus hojas, que irán tapizando su rostro y oscureciéndose en verano. Es entonces cuando sus pequeñas joyas rojizas lo adornarán hasta la primavera siguiente. Joyas que, si somos pacientes, podremos ver cómo se oscurecen a medida en que los días se acorten. Conocedor como es de su hermosura, se protegerá con espinas, que le otorgan ese carácter de dureza en su madera, característica reflejada en el origen griego de su nombre, Krataiyos (Crataegus). Si queremos disfrutar de una sombra fresca, la cual es su lugar preferido, sólo tenemos que acomodarnos junto a él, ya que la estructura de su copa, poblada por multitud de hojas, caducas, que irán enriqueciendo de vida el suelo, no muy grandes pero bien dispuestas y el arrope de vecinas como la encina y el alcornoque,  propiciarán un ambiente semisombreado que protege al suelo de una excesiva insolación estival. El porte que luce en su ubicación en el parque es el de un árbol, que reduce el efecto de la isla de calor y absorbe casi los 100 kg de CO2 al año,  favorecido por la permisividad de espacio que le otorga el suelo que ocupa y que permite a su raíz pivotante la exploración en profundidad, espejo de lo que observamos en su estructura. 

Su presencia nos regala también un doble alimento: uno para el corazón, ya que sus flores son unas suaves vasodilatadoras en afecciones coronarias y circulatorias y dos, el de sus hojas tiernas que pueden acompañar nuestras ensaladas y la harina de sus frutos, cargados de vitamina C, que complementarán el valor de nuestro pan.

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