"Los árboles antiguos son preciosos. Hay pocas cosas en la Tierra que alberguen una comunidad de vida tan rica dentro de un solo organismo vivo." Sir David Attenborough

PALMERA DE ABANICO

 LA PALMERA de ABANICO

Washingtonia robusta H. Wen.

Familia Arecaceae 

DESCRIPCIÓN

Las palmeras de abanico que encontramos en este jardín de la Plaza Cervantes están representadas por cinco ejemplares que hacen gala a su especie por su apariencia robusta, porte alto, esbelto e imponente hermosura. Con una altura total de 4,14 m y un diámetro de estípite de 76 cm, las hojas perennes en forma de abanico se distribuyen por toda la corona en forma simétrica y en espiral. Las flores aparecen a finales de la primavera y principios del verano, en racimos colgantes, perfumados y ramificados, muy numerosos, de color blanco cremoso y amarillento-pálido. Los tonos amarronado anaranjados de su corteza contrastan con el verdor de sus hojas y los colores que pasan del verde al marrón oscuro y negruzco de las drupas al madurar durante el otoño y extendiéndose formando largos racimos. No suele presentar extensas fibras colgantes como sus parientes, pero éstas ofrecen refugio a aves, insectos, murciélagos y otros mamíferos.  Se encuentra muy adaptada a climas cálidos y soleados siendo resistente a la sequía estival. Al no necesitar de grandes cuidados es muy utilizada en jardinería.



TEXTO

Es numerosa la presencia de Palmeras que en Armilla, algunas quizás más altas y espectaculares que las que nos encontramos al pasear por el parque de la Plaza Cervantes. Sin embargo, no nos deja indiferentes encontramos en él con estas cinco Palmeras de Abanico, las cuales a modo de columnas no excesivamente altas, confieren una robustez y armonía singular al espacio. No en vano, son símbolo de belleza y prosperidad. Procedentes el noroeste de México y de las regiones desérticas de la baja california, son muy comunes en los jardines Mediterráneos. Su alta adaptabilidad le confiere unas características apropiadas para su resistencia a las condiciones del entorno urbano. En la plaza Cervantes se encuentran en buen estado.

Son muy valiosos los beneficios ecosistémicos que nos brinda su presencia, ya que estas palmeras absorben en el parque del orden de 100 kg de CO2 al año. Su denso follaje permite una regulación de la humedad en su entorno cercano y, sobre todo, en el suelo del jardín. Proporcionan refugio a insectos, murciélagos y otros pequeños mamíferos urbanos. Ya la forma de sus hojas nos puede sugerir su eficacia como ventiladores naturales que mejoran la calidad el aire.

No es una especie que se preste en demasía a beneficios medicinales, aunque hay algunas referencias del uso de sus raíces y hojas para tratar dolencias digestivas. Sí es, por el contrario, muy usada en sus zonas originarias para la confección de esteras, cestas y sombreros.

Pasear entre estas palmeras nos aporta una calma que nos brinda esa sensación de seguridad necesaria para recoger los frutos de nuestras acciones y curiosamente, nos sentimos más comunicativas en su presencia.


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